Mal acostumbrados estábamos con tanto sol por estas fechas. Anoche llovió bastante y la mañana amenazaba agua, Juanjo y yo habíamos quedado a las 9 y todos los demás se quedaron en casa ¡Vaya Cantabrones de mis narices! Bueno de Nacho, el asturiano, se suponía ¡Cagón!. Salimos de casa con agua y dispuestos a mojarnos hasta los huesos pero no fue así y llegué a casa con los pies secos que es lo que marca la diferencia entre una buena salida y otra... menos buena. Circuito de repechos, cada cual más duro, un montón de ellos, de los que destacan el repecho Zabriski, Esles, Abionzo, Rampa de hormigón en Villacarriedo, San Martin, La Montaña y la guinda final cerquita de casa, pegadita al Puente de Arce una rampa de hormigón de 150-200m con rampas que superan el 21-23%. Salí con las piernas cansadas de ayer pero poco a poco fui cogiendo el tono e hicimos todas las subidas a un ritmo curioso. En los últimos 25 días he tocado la bici 12 días y algunos de ellos sólo el rodillo, pero soy capaz de coronar con Juanjo y eso ya es decir bastante, hoy por ejemplo hemos subido Abionzo, San Martin y La Montaña a fuego con Juanjo tirando como un poseso pero he coronado con él y de pulso voy que me salgo, osea que la cosa no debe ir mal. Por la tarde descanso total aprovechando el día lluvioso.
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